La tríada del liderazgo efectivo: Consistencia, disciplina y claridad

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Un liderazgo bien ejercido y aplicado de manera efectiva, tiene necesariamente asociados tres cualidades fundamentales, las cuales permitirán crecer a una organización a todos los niveles. Estas cualidades no son negociables, y suponen la materia prima para forjar un éxito duradero en cualquier organización. Su aplicación no garantiza el éxito, pero si son el cimiento y la base para que cualquier organización empiece a construir su camino en positivo y con una brújula clara.
En primer lugar, nos encontramos con la claridad, cada organización debe saber porqué hace lo que hace. Muchos líderes creen erróneamente que la clave de su éxito organizacional consiste en la calidad de sus productos, en su propuesta-modelo de negocio o en la logística y costes, con las cuales maximizan sus beneficios, nada más lejos de la realidad. Las personas normalmente compramos y nos comprometemos con aquellas organizaciones o empresas que saben la razón de su existencia, y cual es su aporte genuino al mundo y a la sociedad. Para inspirar resulta imprescindible empezar por la claridad que otorga el porqué.
«Si quieres realmente inspirar resulta imprescindible empezar por la claridad que otorga el porqué«
Aunque parezca algo de sentido común, la cruda realidad es que el modelo empresarial imperante sigue teniendo como objetivos finales el beneficio y a los accionistas por encima de todo y de todos como fin en sí mismo. Las empresas que tienen claro su porqué obtienen como consecuencia un beneficio (que desde luego supone algo vital para la vida útil de cualquier empresa), pero el beneficio es una consecuencia de un porqué bien cimentado y claro. Para este tipo de empresas los beneficios son importantes y relevantes pero no suponen el aspecto crucial de su razón de ser.
Si el líder de una organización no puede articular de manera clara por qué existe esta, aparte de ofrecer ciertos productos o servicios; ¿Cómo puede este líder esperar que sus trabajadores sepan por qué deben ir al trabajo? Y no vale decir que van porque «deben» cobrar sus salarios para subsistir; cobrar es una consecuencia de realizar el trabajo asignado, pero el porqué implícito es diferente, este es fruto de creer en algo más grande que la propia empresa y sus trabajadores, valores humanos asociados al crecimiento, la realización, la trascendencia y en dejar una huella notoria positiva en el área que esa organización o empresa se desenvuelve. La verdadera inspiración proviene de una prístina visión del cometido que realiza cualquier organización.
En segundo lugar, resulta crucial enfocarnos en la disciplina del cómo. Los cómos son los valores o principios que definen como convertirás tu causa en una realidad tangible. El cómo hacemos las cosas se manifiesta en los sistemas y procesos específicos dentro de una organización, así como en su filosofía. Entender e integrar cómo se hacen las cosas en una organización, y aún más importante, tener la disciplina para conseguir que la organización y todos sus empleados sean responsables de los principios que la guían, potencia enormemente la capacidad de aprovechar los puntos y anclajes fuertes de una empresa.
«Los cómos son los valores o principios que definen como convertirás tu causa en una realidad tangible«
La disciplina de no desviarte nunca de tu causa, de ser tú mismo responsable de cómo haces las cosas es la parte más difícil. A menudo pensamos en nuestros valores escribiéndolos de forma monosilábica para que todos sepan a que valores se adhiere la empresa, pero los sustantivos no se pueden ejecutar ni accionar. No se pueden construir sistemas o desarrollar incentivos en torno a estos «valores». Para que los valores o principios que te guían sean realmente efectivos deben ser verbos. No se trata de decir «integridad», sino de «hacer siempre lo correcto». Articular los valores como si fueran verbos nos otorga una idea más clara de actuar ante cualquier situación.
Por último, nos encontramos con la consistencia del qué. Los qués son el resultado de las acciones, todo lo que dices y haces: tus productos, servicios, marketing, publicidad, filosofía y a que personas contratas. Si eres consistente con este tipo de cosas, la gente verá y sentirá lo que tú crees sin lugar a dudas. Vivimos en un mundo tangible, por lo que la única manera de que la gente sepa lo que crees es a través de lo que dices y haces, si no eres consistente en este nivel, tu porqué quedará totalmente difuminado.
Es al nivel del qué cuando aparece la autenticidad. Autenticidad entendida como equilibrio entre las tres facetas que hemos explicado: el porqué (claridad), el cómo (disciplina) y el qué (consistencia). Esto quiere decir que realmente estas tres facetas se encuentran conjuntadas a la perfección, y lo que vemos (la realidad tangible) es un fiel reflejo de lo que el líder ha deseado transmitir y proyectar desde un comienzo. Ser auténtico no es un requisito para el éxito, pero lo es si quieres que ese éxito perdure en el tiempo.
Espero que esta triple perspectiva ofrecida os brinde a todos aquellos que lideráis organizaciones o estéis en proceso de hacerlo una brújula clara de actuación. ¡Otra forma de llevar las riendas de las organizaciones es posible!
Bibliografía utilizada:
Sinek, Simon Octubre, 29 2009 Start with Why: How Great Leaders Inspire Everyone to Take Action Portfolio. pp. 257 páginas.